Y entonces fue cuando todos callaron y nadie supo que decir.

En toda la sala, no había nadie que pudiera adivinar lo que pasaba por sus frágiles mentes. Eso les desconcertaba, les hacía dudar de su propia existencia. Querían por todos los medios conocer la respuesta a todas las dudas ridículas que paseaban por sus inseguras cabezas. No conseguían nada por mucho esfuerzo que pusieran. Dos besos, y pasaría mucho tiempo hasta volver a verla. Confundidos y dudosos la vieron salir del gran salón sin llegar a averiguar lo que querían.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Empiezas con zurracapote, sigues con unos “cortos” muy elegantes. Llega la cena, que debería empapar pero el vino no la deja. Luego a un bar a darlo todo con Tino Casal y su “Embrujada” y con el “Torito bravo”. Risas, risas y más risas. Conoces gente nueva y te vas a casa con una sonrisa de habértelo pasado genial. Que majetes son lo arquitectos :)