Y entonces fue cuando todos callaron y nadie supo que decir.

En toda la sala, no había nadie que pudiera adivinar lo que pasaba por sus frágiles mentes. Eso les desconcertaba, les hacía dudar de su propia existencia. Querían por todos los medios conocer la respuesta a todas las dudas ridículas que paseaban por sus inseguras cabezas. No conseguían nada por mucho esfuerzo que pusieran. Dos besos, y pasaría mucho tiempo hasta volver a verla. Confundidos y dudosos la vieron salir del gran salón sin llegar a averiguar lo que querían.

sábado, 11 de diciembre de 2010


Cierra los ojos.
Escucha.
Escucha y siente.


A veces te das cuenta de que con solo una llamada, eres capaz de sorprender a la persona que tienes al otro lado. Te sorprendes a ti misma también. Solo necesitas palabras pronunciadas con el tono adecuado, y el significado correcto.
Y si encima le pones sentimiento a lo que dices, haces que esas sensaciones que describes cobren vida, y sean capaces de transmitirse incluso a 100km de distancia.
Solo el hecho de imaginarme tu sonrisa hace que un escalofrío recorra mi espalda.

En efecto si quieres, puedes. Y yo sí quiero.

Que me vuelves loca es una frase demasiado simple como para expresar lo que siento en este momento.