Asumirá que sus labios forman parte de
tu boca.
Recorrerá tu aliento a grandes pasos hasta hacerlo propio.
Apenas algo de ropa os separa pero carece de importancia, pues un
instante basta para que desaparezca.
Te morderá el cuello hasta dejar marca
y se hará dueña de tu cuerpo poco a poco. Desearás que no acabe la
locura.
Colmará de deseos tu mente
susurrándote al oído lo que quieres oír y le retendrás con fuerza
una vez más. Te mirará a los ojos y sabrá lo que pretendes.
Entonces cambiarán las tornas y la locura será común.