Y entonces fue cuando todos callaron y nadie supo que decir.

En toda la sala, no había nadie que pudiera adivinar lo que pasaba por sus frágiles mentes. Eso les desconcertaba, les hacía dudar de su propia existencia. Querían por todos los medios conocer la respuesta a todas las dudas ridículas que paseaban por sus inseguras cabezas. No conseguían nada por mucho esfuerzo que pusieran. Dos besos, y pasaría mucho tiempo hasta volver a verla. Confundidos y dudosos la vieron salir del gran salón sin llegar a averiguar lo que querían.

jueves, 15 de julio de 2010

¿Qué ocurre cuando dos miradas se observan tan profundamente que son capaces de leerse el pensamiento?
¿Qué clase de locuras pasan por las mentes de dos personas que no pueden dejar de traspasar los ojos el uno del otro?
¿Y si no pudieran apartar la mirada?
¿Y si no fueran capaces de volver la cabeza por miedo a que ese momento acabe?
Todas y cada una de las palabras quedan dichas con una simple caricia.
Y una sonrisa queda impresa en sus bocas. Una tímida mueca de felicidad que son incapaces de esconder.
Entonces todo vale, todo cobra sentido.
Y al volver a casa, ella corre sola, riendo a carcajadas y gritando palabras sin sentido pues lo único que quiere es llegar y plasmar en papel cada sentimiento, cada palabra que no ha sido capaz de expresar.



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