Quiero norte y playas prácticamente desiertas.
Quiero que haga fresco y sol a la vez.
Quiero pasear por el mar contigo.
Quiero comerme una buena mariscada con vosotras.
Quiero folk y lo quiero ahora.
Quiero irme al campo y tirarme a leer.
Quiero coger el coche y perderme contigo.
Quiero muchas cosas, y el verano se me ha quedado corto...otra vez.
3 meses son mucho, pero a la vez se quedan cortos. Cortos para hacer todo lo que has planeado hacer, para irte a cualquier lugar insospechado. Cortos para escuchar todo el folk que inunda tus venas cada verano. Te despiertas, enciendes la minicadena y ahí está. Llenando tu cabeza y haciéndote cantar como una loca. Dándote ganas de salir a la calle gritando y diciéndole al mundo que no solo hay jotas en la música tradicional. Que hay mas, mucho mas. Melodías e instrumentos fusionados para crear canciones que enganchan. Voces que te envuelven. Y no, tampoco el folk es únicamente algo que suene a celta, también son seguidillas, jotas, fandangos...
A toda esa gente que etiqueta el folk como “música de viejos”, “jotas aburridas” o “música celta de esa” siento decirles que deberían escuchar un poco mas allá. Simplemente para que se den cuenta de la gran variedad de canciones que les rodean, que les llevan siguiendo toda su vida y que no son capaces de escuchar ni un solo segundo. Sin toda esa gente que se dedica a recopilar, versionar y transmitir todo esto, no seríamos nada.
Se lo que estais pensando los que me conoceis, pero no, no estoy pensando unicamente en el Mester, tambien pienso en Eliseo Parra, Carlos Nuñez, Hexacorde, Vanesa Muela, Muyayos de Raiz, Free Folk, Tradere, Hadit...
Y no es reproche, es ganas de que la gente no ponga etiquetas estúpidas, y que mire mas allá de lo que tiene. La música folk es tradición, y la tradición hay que guardarla y transmitirla.
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