Y entonces fue cuando todos callaron y nadie supo que decir.

En toda la sala, no había nadie que pudiera adivinar lo que pasaba por sus frágiles mentes. Eso les desconcertaba, les hacía dudar de su propia existencia. Querían por todos los medios conocer la respuesta a todas las dudas ridículas que paseaban por sus inseguras cabezas. No conseguían nada por mucho esfuerzo que pusieran. Dos besos, y pasaría mucho tiempo hasta volver a verla. Confundidos y dudosos la vieron salir del gran salón sin llegar a averiguar lo que querían.

martes, 30 de marzo de 2010

A mal tiempo, Buena cara.

Llueve, hace viento y frió, pero eso no impide que salga a la calle con una sonrisa.
No por eso espera sentada a que escampe.
Abre la ventana y la corriente cierra la puerta produciendo un ruido seco y ensordecedor.
Deja que las gotas de lluvia empapen su cara y que el viento recorra sus cabellos de la raíz a las puntas.
Siente un leve escalofrío.
Se calza las botas y se ata un pañuelo en la cabeza.
Recorre las calles con una sonrisa de oreja a oreja puesta en su cara.
Es feliz. No sabe porqué extraña razón está sonriendo pues es uno de esos días en los que todo el mundo se amarga en casa. Pero ella prefiere salir. Pisar los charcos y gritar alto y fuerte.





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