Y entonces fue cuando todos callaron y nadie supo que decir.

En toda la sala, no había nadie que pudiera adivinar lo que pasaba por sus frágiles mentes. Eso les desconcertaba, les hacía dudar de su propia existencia. Querían por todos los medios conocer la respuesta a todas las dudas ridículas que paseaban por sus inseguras cabezas. No conseguían nada por mucho esfuerzo que pusieran. Dos besos, y pasaría mucho tiempo hasta volver a verla. Confundidos y dudosos la vieron salir del gran salón sin llegar a averiguar lo que querían.

viernes, 2 de abril de 2010

Casa vacía.

Colocas suavemente el vinilo en el reproductor y posas la aguja en él. Comienza la música. Ves que hace sol y eso te alegra.
Extiendes el edredón sobre el suelo y te fumas una cachimba mientras las embriagadoras melodías te llenan por dentro. Notas de jazz mezcladas con ese folk que consigue que sonrías a la primera de cambio. Te sientes mareada pero da igual.
Ahora mismo te importa muy poco lo que pase en el resto del mundo.
Más bien, lo único que deseas es que se pare el tiempo. Justo ahí, justo ahora para que no cese la tranquilidad...


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