Y entonces fue cuando todos callaron y nadie supo que decir.

En toda la sala, no había nadie que pudiera adivinar lo que pasaba por sus frágiles mentes. Eso les desconcertaba, les hacía dudar de su propia existencia. Querían por todos los medios conocer la respuesta a todas las dudas ridículas que paseaban por sus inseguras cabezas. No conseguían nada por mucho esfuerzo que pusieran. Dos besos, y pasaría mucho tiempo hasta volver a verla. Confundidos y dudosos la vieron salir del gran salón sin llegar a averiguar lo que querían.

martes, 8 de marzo de 2011

Una noche de Sabbat, dos tequilas, una budweiser, un concierto del Mester, una tarde de dibujo y charla, un día de cesped en los Zuloagas, un concierto del Conservatorio, una simple matrícula de instituto...y todo queda decidido.

Y te paras a pensarlo y llegas a la conclusión de que ha merecido la pena, de que no te arrepientes de nada de lo ocurrido por mucho que en su momento pensaras que no era lo correcto.

Y te quiero, y te echo de menos.
Y punto pelota.

Y la luna,
que esta noche nos fía otra vez más,
nos invita a otro trago de libertad,
la esencia de la risa.

Non, rien de rien,
Non, je ne regrette rien.


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